Si nos dieramos cuenta que estamos ciegxs de no querer ver, ser oculista suplantaría al negocio del ladrillo.
Mejor ver el asfalto y llorar, que creer que hay margaritas donde solo hay asfalto gris. Y sonreír por ello.
SI NOS DIERAMOS CUENTA
viernes, 1 de agosto de 2008
Publicado por David Romero Raposo en 21:00
Etiquetas: Alejandro Holgado Gómez, Poesía
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