ELEGÍA PALESTINA

domingo, 28 de septiembre de 2008

Vimos piernas, vimos cabezas,
vimos manos tiradas en las calles.
Vimos encenderse el cielo una vez más.

Vimos caer el fuego sionista
sobre inocentes niños y mujeres,
sobre ancianos ensangrentados.

Vimos el odio hacia una gente
que sólo busca vivir en paz
en una tierra que les pertenece.

Vimos como David mutaba en Goliat
y pisoteaba al débil con alevosía.
Vimos el infierno en la franja de Gaza.

Vimos a los tanques vomitando,
a los cañones repartiendo muerte,
a los soldados ejerciendo su profesión.

Vimos las calles ensangrentadas
y conocimos la terrible injusticia.
Vimos el caos sentados ante el televisor.

HOY NO QUIERO ESCRIBIR

viernes, 26 de septiembre de 2008

Hoy no quiero escribir.
No me apetece, simplemente.
Empecé a buscar colores por las nubes
sin darme cuenta que ya había anochecido.

Hoy no quiero escribir.
No quiero parir versos,
ajustar sílabas,
cotejar rimas,
escuchar los ritmos.

Hoy no quiero escribir.
Ni crear metáforas de amor.
No.
No.
Hoy mi poesía no derrumbará muros
pues lancé tan lejos el cristal de los sueños
que apenas puedo ver donde cayeron los trozos.

Hoy no quiero escribir.
El lápiz, prolongación de mis huesos,
receptor de mi mente, tiene fría la piel.
No lo reconozco
y me da miedo.

Hoy no quiero escribir.
Tengo derecho.
Debo guardar callado luto por la musa
que mis palabras forjaba.
He de esperarla aquí,
en el escalón de mi puerta,
por si le da por regresar.

Hoy no quiero escribir.
No me apetece.
Simplemente:
no estás aquí.

EL CRUCIFIJO

domingo, 14 de septiembre de 2008

El joyero estuvo mostrando a la señora unos collares y anillos y más tarde un surtido de relojes. Ella retorcía el rostro dando a entender una y otra vez que no era lo que andaba buscando. Abatido se encogió de hombros, parecía que esta venta no iba a cuajar. Entonces la clienta le explicó que era para un regalo y que en realidad no quería gastar mucho. El vendedor le preguntó de cuanto disponía. Le enseñó un billete de diez y otro de veinte. Sonrieron, tenía una manta llena de crucifijos relucientes, en un segundo se decidió: “Este”. La mujer se marchó contenta y el hombre quedó satisfecho una vez más lo había conseguido; acababa de vender a Jesús, por treinta monedas.

LUNÁTICO MASCULINO

viernes, 12 de septiembre de 2008

En mi barrio tenemos una señora que es una auténtica deslenguada con los hombres. Tengo una pequeña tienda de ultramarinos, donde vendo desde pan hasta pintura.

No es que yo me considere un hombre fresco y malhablado, no, lo que pasa es que me gusta meterme con ellas porque sé que les hace gracia mi picardía e ingenio.

Me encanta ver el brillo de sus ojos cuando les digo alguna palabra subidita de tono, ese sonrojo que percibo en sus mejillas debido al pudor que sienten o esas palabras casi entrecortadas con que a veces me contestan.

No puedo evitar que esas situaciones tan comprometidas para ellas a mí me produzcan un morbo que hace que mi sangre circule a mil por hora.

Por eso cuando mis vecinas vienen a comprar yo me meto con ellas y les contesto siempre con segundas intenciones:

- Manuel, ¿tienes huevos?

- Si, dos seguro - les contesto mirando hacia abajo.

- Manuel, ¿tienes sangre?

- Si, pero cuando te veo se me congela.

- Manuel, dame pipas

- Ten cuidado que de lo que se come se cría

Un día mi clienta favorita, esa que me habla tan descaradamente, vino preguntando por una manguera para regar su huerto. Inmediatamente me puse sobre aviso y comencé con un juego de palabras que en un principio no entendió.

Resulta que detrás de su casa dispone de un trozo de terreno en el cual su marido siembra algunas hortalizas propias del tiempo. La manguera con la que las regaban se les había roto y decidió comprar una nueva, así que llegó a mi tienda un poco alterada por la rápida caminata.

- Manuel necesito una manguera, ¿tu tienes?

- Claro, chiquilla, ¿no voy a tener manguera?

- ¿Y como es de grande?

- Es flexible, se alarga y encoge a gusto del consumidor

- Y la puedo meter en el grifo?

- Sí, claro, tu la metes donde quieras y cuando quieras

- Es que tengo que regar los tomates y me pillan un poco lejos de la casa

- Huyyyyy, si es para regar tomates, se convierte en infinita

- Y de gorda como es?

- Pues… depende del momento

- Y si es muy larga, se puede cortar con el cuchillo?

- Huyyyy que susto, ni se te ocurra, mujer

- Me la vas a enseñar, o la tienes en el almacén?

- Chiquilla, tú te crees que esas cosas son para tenerlas en el almacén?

- Entonces enséñamela

- ¿Aquí y ahora?

- ¿Claro, tú crees que voy a llevarme una cosa sin verla ni probarla?

- Bueno, si te empeñas te la enseñaré, pero luego no te escandalices

- Pero, que pasa con la manguera ¿es especial o que?

- No es que sea especial, es que es la única que tengo

- Eso no es problema, compras más y ya está. Bueno, ¿donde la tienes?

- Ja,ja,ja, muy bien guardada, para que no se resfríe.

- Manuel, déjate de tonterías que tengo prisa, que mi marido está esperando la manguera desde hace un rato

- Bueno… yo creía que la ibas a utilizar tú

- No te pases de gracioso que ya me tienes cabreada, ¿me la enseñas o no?

- Espera, nos vamos al almacén y allí te la enseño tranquilito

- ¿Sabes lo que te digo? Que te metas la manguera donde te quepa, salio, que eso es lo que eres, un salio.

En aquel momento comprendí que me había pasado de la raya, que la broma había llegado demasiado lejos.

Ella me miró con los ojos de una gata furiosa que está a punto de atrapar a un ratón.

Luego salió de mi local diciendo de todo menos bonito y yo me quedé alterado por la conversación y como el gallo de Morón.

Y es que todas las mujeres son iguales, primero te piden y luego te exigen.

¡¡ Ayyyy, pero qué haríamos sin ellas…!!

EL TIEMPO Y EL AMOR I

miércoles, 10 de septiembre de 2008

He estado viajando sobre un mar encallado en el silencio donde las sirenas, una vez más, amarraron el ancla de la felicidad y lo dejaron a la deriva, su motivo tendrían. Sin embargo ahora, cuando otra vez un nuevo diluvio de monzones azota mi rostro, recibo la notificación de que, tras tanta espera coronaria dando tumbos en este tiovivo, esta odisea hace aguas y, a cambio, recibo una patera desahuciada para hacer el viaje de Ulises, de nuevo, a solas.
¿Tanto esfuerzo? Desde que dejaran las golondrinas sus nidos abandonados en las cornisas de las cartas, no ha vuelto oler a azahar en esta tierra baldía, no he podido saborear el perfume de un antiguo amor, de un amor en la distancia, de un amor que nunca llegó a mirarse a los ojos, un amor que nunca, puede que nunca, llegue a rozar los labios calientes de la realidad junto a la torre del oro. ¿Tanto esfuerzo? ¿Suena el timbre? ¿La voz de Pepito Grillo? No a estas alturas. Intento hacer un pliego de descargo pero, recurso tras recurso, solo llueven negativas.Cualquier insecto rehuye pisar por este lugar. Pero, en este mundo mío, ancho y desguarnecido, solo existe un rinconcito habitado por lares permarinis donde mutuamente nos rendimos ofrendas en privado. Al igual que ellos, nos sentimos abandonados en este mar disecado por el tiempo y el amor.

ROSA

lunes, 8 de septiembre de 2008



Técnica: Pastel
Soporte: Papel
Medidas: 15 x 23cms.

SIEMPRE VIERNES

sábado, 6 de septiembre de 2008

Quisiera estar siempre inmerso en tu caida
en el final de las pasiones que desembocan
en una mar donde en sus playas está prohibido el baño,
y vierten sus temores y los olvidan y la paz es con ellos
y sienten que los demas no sienten lo mismo que es lo único
y creen sin creer ni en el de al lado siquiera
y manifiestan sus verdades como LA VERDAD
como si fueran los únicos que se enfrentan a la vida.

QUERER Y NO QUERER

jueves, 4 de septiembre de 2008

Ya ves que no hay tres sin dos,
que el mundo que yo conocí
nunca será lo que fue.

Ya ves, a través de esta ceguera,
que nada quiere ser igual
ni parecido a lo que era,
que más da si todo es querer
y no querer. Palabras fuera.

Que más da, si hasta con los ojos encendidos
ver se convierte en quimera,
en luces de alguna utopía
abandonada al borde de la carretera.

SI NOS ESCUCHARAN HABLAR

martes, 2 de septiembre de 2008

Si nos escucharan hablar,
si escucharan lo que llevamos tanto tiempo gritando,
lo que queremos decir,
las urgencias de los hospitales estarían colapsadas por infartos.





No es bueno acostumbrarse a la falsa felicidad.