EL TIEMPO Y EL AMOR I

miércoles, 10 de septiembre de 2008

He estado viajando sobre un mar encallado en el silencio donde las sirenas, una vez más, amarraron el ancla de la felicidad y lo dejaron a la deriva, su motivo tendrían. Sin embargo ahora, cuando otra vez un nuevo diluvio de monzones azota mi rostro, recibo la notificación de que, tras tanta espera coronaria dando tumbos en este tiovivo, esta odisea hace aguas y, a cambio, recibo una patera desahuciada para hacer el viaje de Ulises, de nuevo, a solas.
¿Tanto esfuerzo? Desde que dejaran las golondrinas sus nidos abandonados en las cornisas de las cartas, no ha vuelto oler a azahar en esta tierra baldía, no he podido saborear el perfume de un antiguo amor, de un amor en la distancia, de un amor que nunca llegó a mirarse a los ojos, un amor que nunca, puede que nunca, llegue a rozar los labios calientes de la realidad junto a la torre del oro. ¿Tanto esfuerzo? ¿Suena el timbre? ¿La voz de Pepito Grillo? No a estas alturas. Intento hacer un pliego de descargo pero, recurso tras recurso, solo llueven negativas.Cualquier insecto rehuye pisar por este lugar. Pero, en este mundo mío, ancho y desguarnecido, solo existe un rinconcito habitado por lares permarinis donde mutuamente nos rendimos ofrendas en privado. Al igual que ellos, nos sentimos abandonados en este mar disecado por el tiempo y el amor.

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