TURBULENCIAS

martes, 19 de agosto de 2008

El aura mística del arribo
es flecha pretérita, e infértil,
en un presente de ojos abiertos
y palabras gastadas,
mutiladas,
presas en jardines inundados
por escombros y estatuas muertas.

Los vientos empujan y desorientan.
La escalera, en espiral,
nunca tuvo balaustradas.
Así, el vacío flanqueante,
de tan común,
se hizo cotidiano.

Diógenes facilitó el camino.
Es dura la gimnasia del recuerdo
cuando las manos andan vacías,
los labios murmuran a solas
y el olor de la piel,
último vestigio de una presencia,
ya va en retirada.

Imágenes brotan de cualquier rincón,
de cualquier cajón;
inesperado.
Colores que ya no existen.
Si alguna vez existieron
murieron en el revelado.

Colores que ya no existen.

Como esa sonrisa.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonita tu poesia, Juan Manuel, llena de nostalgia y melancolía.
Te felicito.
Conchi