CUANDO YO ME VAYA

domingo, 31 de agosto de 2008

Cuando yo me vaya lejos,
en busca del horizonte infinito,
dejando atrás heridas, alegrías,
amigos y enemigos,
sin otro bagaje que mi amor incomprendido.
Con el corazón abierto,
mostrando las múltiples heridas
que me hice a lo largo del camino.
Cuando llegue ante la fuente de energía
que a todos nos da vida
y me postre ante el Supremo Juez,
sin miedo a nada peor de lo que he sufrido
Y Él me pregunte qué deseo,
para que me sea concedido,
antes de arrojarme al eterno olvido.
Le diré que te ame como yo te amé,
que te cuide por muchos años
y te guarde un lugar preferente a su lado
Para que tu luz, ésa que tanto me deslumbró
y que hizo añicos mi corazón,
ilumine para siempre los espacios infinitos.

EL CANTO DE LOS POETAS

viernes, 29 de agosto de 2008

Mientras quede fantasía
y poetas soñadores...
Habrá un canto a la alegría
y un canto a los sinsabores.

Habrá un corazón al viento
que llora sus soledades
y un corazón en silencio
sin que por él llore nadie.

Habrá una palabra hermosa
que brote siempre en el aire,
y una niña misteriosa
a la que quieran cantarle.

Y el canto de los poetas
se escuchará cada tarde
en el rincón de la senda
donde no se para nadie.

Que no se calle el poeta.
Que no se calle su voz.
Que se pierdan los planetas
pero los poetas, no.

TANKAS A ERNESTO GUEVARA

miércoles, 27 de agosto de 2008

I

Cálidas manos
que llevaron al pueblo
a la libertad.
Fueron cortadas
y volvieron a crecer.


II

Bajo la tierra
arrojaron su cuerpo
para el olvido.
Se hizo esencia
para la revolución

IRONÍA

lunes, 25 de agosto de 2008

En el sueño de la noche
se pierde tu voz.
Ya no te oigo.
Ya no me oyes.
Las estrellas se acicalan
para el amanecer.
Ya no te veo.
Ya no me ves.
Que no se pierde el olvido
ni se encuentran los recuerdos;
en la nada nunca hemos vivido,
en la nada no nacen anhelos.
No nos quedan ni las noches.
Y los días se esfumaron.
El silencio me quiere ahogar;
la soledad me quiere acompañar.
Toda esta vida parece una ironía:
mi yo sin ti, tu yo conmigo.
Las sábanas no me abrigan
y la noche me da frío.
Me estoy quedando sorda
de escuchar los cantos del sol.
Ya no te oigo.
Ya no me oyes.
No queda ya nada esta noche:
se ha ido el tiempo de querer.
Ya no te veo.
Ya no me ves.
Toda esta vida parece una ironía:
tu yo sin mí, mi yo contigo.

CUENTOS REVOLUCIONARIOS

sábado, 23 de agosto de 2008




INMORTAL

jueves, 21 de agosto de 2008

Por mí,
se puede ir usted
al mismísimo carajo.
- Le dijo el Amor
a la Muerte.
Y el Amor,
se hizo inmortal.

TURBULENCIAS

martes, 19 de agosto de 2008

El aura mística del arribo
es flecha pretérita, e infértil,
en un presente de ojos abiertos
y palabras gastadas,
mutiladas,
presas en jardines inundados
por escombros y estatuas muertas.

Los vientos empujan y desorientan.
La escalera, en espiral,
nunca tuvo balaustradas.
Así, el vacío flanqueante,
de tan común,
se hizo cotidiano.

Diógenes facilitó el camino.
Es dura la gimnasia del recuerdo
cuando las manos andan vacías,
los labios murmuran a solas
y el olor de la piel,
último vestigio de una presencia,
ya va en retirada.

Imágenes brotan de cualquier rincón,
de cualquier cajón;
inesperado.
Colores que ya no existen.
Si alguna vez existieron
murieron en el revelado.

Colores que ya no existen.

Como esa sonrisa.

LA MÁQUINA QUIMÉRICA EN ESPERA

domingo, 17 de agosto de 2008

PINZA

viernes, 15 de agosto de 2008

Y se quedo tendia mirando al mundo, sabía que desde alli nadie la veia.

EL DÍA QUE MUERAS

miércoles, 13 de agosto de 2008

El día que mueras no será distinto a otro. No detendrán la programación en ninguna cadena, ni te condecorarán con ninguna medalla al mérito civil (ni falta que hará). Los curiosos irán hinchados de morbo a ver tu cadáver. Tu rostro lucirá descompuesto en una mueca incomprensible y tal vez tus ojos entreabiertos muestren la incredulidad del último momento. Buscarán culpables entre la imprudencia y el fallo. Te llorarán como nunca y una nube de dudas ensombrecerá la comitiva. Poco a poco el silencio alimentará el olvido y de ti sólo quedarán las anécdotas y un puñado de fotografías. De tu existencia no trascenderá nada, si acaso la unidad en la cifra de la estadística. Serás tan anónimo como la hormiga que pisamos sin mirar el suelo. Y sin embargo, amigo currante, tú has construido puentes, casas, edificios, escuelas, hospitales, barcos, habrás llevado la luz y el agua a sitios yermos, habrás extinguido el incendio que se comía el monte, le arrancaste a las entrañas de la tierra su veta preciada, conseguirás dominar el mar un día tras otro. Moverás un país simbolizado por una bandera que no es más que un trapo con colores y que no lucirá sobre tu ataúd. Por eso cuando el andamio se cae, el muro se desploma, el puntal se dobla y la zanja se convierte en el un mar rojo que engulle y el océano un monte que se derrumba, cuando el oleaje del fuego se revuelve, y a las entrañas de la tierra le dan un retortijón asesino, en definitiva, cuando el currante muere, sólo quedará un pequeño vacío temporal, una cerveza menos en la reunión de amigos, un hueco en la mesa, la ausencia en la cama, la lágrima en la madre, el desamparo en los hijos. Y esto realmente es lo que importará, porque el día que mueras, lo sabes, no será distinto a otro.

TAL Y COMO ÉRAMOS

lunes, 11 de agosto de 2008

Maria, sentada en una mecedora descolorida por el paso de los años, observa silenciosa a su nieta preferida. Esta, ajena a tal observación, camina por la casa con el teléfono móvil en una mano y su ordenador portátil en la otra. Tiene prisa por llegar a su lugar de trabajo.

Maria recuerda la vida tan distinta que a ella le toco vivir; en una casa donde no había preocupación por operar en bolsa, por entrar en Internet, por tomarse un café con las amigas o por darse prisa para ir a trabajar a la oficina. Su mente no puede evitar recordar aquellos años y aquella vida que ahora se la hace tan lejana.

Maria vive en una casa, con las puertas y ventanas roídas por las polillas, donde el agua se almacena en cántaros colocados en los rincones y la única luz existente la proporciona un candil de aceite; donde el coche se convierte en burro y la cochera en cuadra, en una casa donde la única preocupación existente es pensar lo que dar de comer a los cinco niños que, acostados en una cama hecha a base de un cañizo apoyado en dos banquetas, con unos colchones rellenos de paja, sayos o lana, esperan impacientes que su madre les diga que el café de pepitas de algarroba tostada ya está listo.

En esta casa, la vida discurre tranquila y rápida a la vez. Las faenas se amontonan unas sobre otras, la pobre madre va y viene muy atareada mientras los niños se entretienen en quitarse los piojos que juegan con sus cabellos.

María y Manolo son los padres de cinco niños alegres pero muertos de hambre. Sus juegos consisten en correr por las calles de piedra espantando a las moscas que, acudiendo en busca de comida, inundan el espacio destinado a respirar el aire puro de la sierra.

Manolo, hombre dedicado a trabajar en el campo, se levanta al alba, con los primeros rayos de un sol que no entiende de ricos ni de pobres. Se toma un vaso de café de algarrobas con pan migado y se dirige hasta la plaza del pueblo con la esperanza de que algún manijero lo señale con el dedo para darle trabajo. Si tiene suerte, estará todo un santo día quitando las malas yerbas al trigo, la cebada o los garbanzos. Si tiene más suerte aún, algún agricultor le dará un trozo de terreno a aparcería para que labre el cereal, lo siegue y luego lo trille, llevándose al final la mitad, el tercio o el cuarterón de la cosecha.

Si no tiene suerte ese día, marchará al campo de igual manera y pondrá algunos lazos para cazar un conejo o un pájaro perdiz y así poder llevar carne fresca a su casa para que su querida esposa pueda hacer un arroz con conejo que les quitará la maldita hambre por unas horas.

También puede ocurrirle que le den la leña para que haga un horno de carbón, trabajo en el que se dejara la salud a base de cortar los troncos con un serrucho de dientes rotos, donde los días se confunden con las noches, y en el que tardara una semana en prepararlo y un mes en quemarlo.

Mientras, María ha preparado la casa, ha tirado las heces que su familia ha depositado en un orinal la noche anterior, dado el desayuno a sus hijos y se ha marchado para hacerles las faenas a las señoritas del pueblo. Lava la ropa en un lavadero público donde las piedras, colocadas en el suelo, la obligan a ponerse de rodillas y permanecer así varias horas. Luego debe acarrear al agua a cuestas, en unos cántaros que se sujeta en el cuadril, y llevarlos hasta su casa, ubicada a un kilómetro de la fuente.

Con un poco de suerte Maria podrá ir al campo a trabajar todo el día recogiendo carbón, para que a continuación el dueño le deje llevarse a casa el cisco que debe entresacar de la tierra. Estará contenta porque podrá calentar a sus hijos y hacer la comida en un anafe durante varios días.

Con un poco más de suerte también se llevara a casa un haz de leña para poder encender la candela y mantener el fuego vivo a fin de hacer un buen rescoldo, colocar encima las estreves y sobre ellas una olla donde meterá unas bellotas troceadas, un huevo y un migajón de pan. Esa será la cena que tendrán en casa de Maria, si tiene suerte, porque si no la tiene se conformarán con comerse las bellotas asadas en la candela.

Mientras ella trabaja, los niños se dedican a pedir un trozo de pan con aceite a las vecinas más próximas, con los mocos resbalándose por sus naricitas y metiéndoseles en la boca.

Luego esperan impacientes a que su padre venga del campo y les traiga escondidos en los bolsillos unas almendras, bellotas, nueces o algarrobas cogidas a espaldas del dueño de las mismas. Esperan también que sobre un cartón pinte con un palo sacado de la candela el contorno de sus pies descalzos, haga un molde sobre restos de ruedas usadas y con pita les confeccione unos alpargates para poder andar mejor, que les impida mojarse los pies o clavarse los chinos de la calle.

María sueña con tener pan para sus hijos y un plato de comida caliente que les calle el estómago durante un rato. Sueña con tener una casa acogedora, que huela a flores, sueña con pulsar un botón y que le regale luz o darle a una manivela que le proporcione agua corriente.

Pero nada de eso tiene Maria. Su vida se le escapa sin una pizca de alegría salvo las propias que les dan unos niños correteando por calles repletas de cacas y orines de perros.

No obstante y pese a la miseria en la que vive, Maria es feliz, porque comprende que por encima de los bienes materiales está el bien espiritual, y porque también comprende que la verdadera felicidad está dentro de uno mismo, está en la mirada cariñosa de un esposo cansado después de un largo día de trabajo, en la sonrisa que le dedican sus hijos cuando la ven asomar entre los pinos del camino, o en la entrega que se hacen los amigos cuando se necesitan unos a otros.

Ella se consuela pensando que todos los vecinos tienen la misma hambre y que no hay ricos y pobres, sino pobres y más pobres. Es un periodo generalizado que une a los desgraciados con el mismo mal: la miseria y la mala vida.

Así ha transcurrido toda una vida llena de pesar, trabajo y sufrimiento. Ahora ésta le ha dado un respiro, le ha regalado comodidades, comida, agua corriente y luz. A cambio se ha llevado juventud, ilusiones, anhelos y esperanzas.

Mira a su nieta y no puede evitar que una sonrisa se dibuje en una boca llena de arrugas y dentadura postiza, mientras un consejo sale de un corazón hecho viejo a base de tanto latir; “aprovecha cada minuto, cada segundo, porque el tiempo que pierdas hoy, no lo recuperarás mañana, hija mía”.

A cambio recibe una tierna sonrisa y un cálido beso.

VIVIR DE SUEÑOS

sábado, 9 de agosto de 2008

… hoy me acompaña en este lento baile
el aire de los paisajes secretos,
vadeo ríos de la memoria
en la noria de un tiempo pasado
intentando escapar de los sueños:
“de sueños se puede sobrevivir
pero vivir de ellos como que no”…

TORSO DESNUDO

jueves, 7 de agosto de 2008


Técnica: Carboncillo sobre papel


Medidas: 27 x 45 cms.


Fecha de realización: 2001

NECESIDADES DEL ALMA

martes, 5 de agosto de 2008

Solo la sonisa se me aparece si la veo en tí
en tu interior
necesitado de muchas sonrisas.

Solo me encuentro distinto
si el mar que contemplas
contiene barcos con buen rumbo,
con mando
fuerte,
que permanezcan en nuestras sonrisas
mutuas.
En tu alma
fuerte
en tu campo claro.

Esa apertura que en mi alma haces
me eleva,
me aclara,
mas que todo,
hasta disfrutar del eterno amanecer
entre mis imaginadas historias.

NO ACABÓ LA PARTIDA

domingo, 3 de agosto de 2008

Se me acabó el güisqui
y las últimas cartas buenas,
y no acabó la partida,
sí la sangre en mis venas.

Se me agotaron las ganas
de jugar a matarnos,
de aguantar las barras
de bares tan lejanos.

Se perdió mi mirada
entre el hielo de una copa,
más vacía que llena,
con más pena, con menos gloria.

Y los atardeceres contigo,
y las almas malheridas,
y los lunes discutiendo,
y no acabó la partida.

Murieron la belleza imperfecta
y las niñas bonitas,
y los viejos roqueros,
y las viejas cantinas.

Se aburrieron los espejos
de inventar tantas mentiras,
y lloraron los viejos sabios,
que ya nada sabían.

Enloquecieron los locos
al volverse cuerdos
y descubrir la vida,
¡me quedo en mi agujero!

Se ahogó la risa
entre el llanto de tus secretos
y olvidaste tus ilusiones
queriendo recordar tus sueños.

Y los atardeceres contigo,
y las almas malheridas,
y los lunes discutiendo,
y no acabó la partida.

SI NOS DIERAMOS CUENTA

viernes, 1 de agosto de 2008

Si nos dieramos cuenta que estamos ciegxs de no querer ver, ser oculista suplantaría al negocio del ladrillo.



Mejor ver el asfalto y llorar, que creer que hay margaritas donde solo hay asfalto gris. Y sonreír por ello.